Libros falsos
En la editorial de hoy del diario La Nación, bajo el título "Libros falsos: un tema que merece ser debatido" se publica un artículo que destaca la realidad en lo que hace a la proliferación del delito de la falsificación de libros. La nota pone su acento en un supuesto vacío legal que existiría respecto de que hacer con los libros apócrifos secuestrados. Al respecto, señala que, aunque no son auténticos, podrían ser donados a alguna institución. En ese norte, transcribe textualmente: "Esta situación abre un debate que merecería ser tenido en cuenta, porque si bien la ley contempla que los bienes culturales secuestrados en causas policiales deberán entregarse a entidades de "reconocidos antecedentes en la materia", estos libros, por ser falsos, escapan a lo estipulado, argumentan los asesores legales de las editoriales..." Y en función de ello concluye en que existiría un "vacío legal" en la materia. Considero que tal opinión es equivocada, y que no existe vacío legal como plantea la editorial. En efecto, el art. 72 bis de la ley 11.723 expresamente establece a este respecto, que "...A pedido del damnificado el juez ordenará el comiso de las copias que materialicen el ilícito, así como los elementos de reproducción. Las copias ilícitas serán destruidas y los equipos de reproducción subastados..." Como se puede advertir entonces, la ley ya prevee que hacer con las copias falsas. No se plantea discusión al respecto ni existe vacío legal. Sencillamente, a pedido del damnificado, se puede pedir el comiso primero y la destrucción de los libros secuestrados después. Esta disposición es concordante con lo que establece el art. 34 de la ley 22.362 respecto de lo que sucede con una marca falsificada. Sin embargo, quisiera aprovechar este breve comentario para destacar, que a mi modo de ver, donde debería haber centrado su atención la nota, respecto a lo que hace a la falsificación de libros, es en como se está educando a nuestros jóvenes, bajo la cultura del plagio. En efecto, la nota dice no saber que hacer con todos los libros secuestrados falsos, cuando en casi todas las universidades del país, muchos profesores y centros de estudiantes plagian libros enteros, fotocopiándolos, y alentando a los estudiantes a que recurran a estas fotocopias en lugar de acudir al libro original. Hay sentencias de Cámara incluso, desligando de responsabilidad a los Centros de Estudiantes denunciados por plagio, alegando que la fotocopia es un recurso mas económico y al alcance del estudiante. Luego, por si no se advierte, estamos educando a los futuros jueces y abogados en la cultura del plagio. Como pedirles mas adelante, que condenen conductas que ellos han asumido durante años como legítimas? Esta deformación que estamos generando en la educación de las generaciones mas jóvenes, sin dudas que va a acarrear consecuencias de cara al futuro. Pese a ello, debo reconocer que no escucho voces que alerten respecto de este fenómeno. Sería oportuno que quienes tienen que ver con la materia tomen cartas en el asunto seriamente, pues no solo hay que perseguir al que lucra con la falsificación sino educar al que estudia para que comprenda que el fin no justifica los medios...
RJ
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