Falsificación de marcas: cada vez peor
Nuevamente hemos sido testigos de un procedimiento en la feria conocida como La Salada, donde se han secuestrado mas de 45.000 CDs truchos, 600 mil láminas y 36 copiadoras de discos ... en un procedimiento que duró 11 horas, y que contó con un amplio despliegue policial.
Dias pasados, también tomamos conocimiento de otro procedimiento realizado por la Aduana Argentina, en el que se confiscó gran cantidad de juguetes.
Pero lo que continúa sin ser noticia, porque ciertamente no sucede, es la defensa contra el fraude marcario de parte de los dueños de las marcas.
En efecto, no se escucha de procedimientos en los que se persiga la falsificación de marcas. Dicho de otra forma, los propietarios de las marcas, persisten en su actitud pasiva contra la falsificación de productos con sus marcas.
CAPIF no ceja en la persecución de aquellos que violan la ley 11.723. La Aduana no le va en zaga. Desgraciadamente, quienes deben velar por la defensa de las marcas no se deciden a recurrir a la acción penal para enfrentar el flagelo y el resultado está a la vista; cada vez se torna mas fácil comercializar productos en infracción.
Ya ni siquiera se impulsa una reforma legislativa que modifique la ley de marcas en su aspecto penal. Los proyectos Ritondo ya han perdido estado parlamentario. Luego la pregunta es, porque ninguno de los actores que deberían tener algún interés especial en el tópico no buscan las herramientas necesarias para enfrentar el delito del siglo XXI?
Esta arribando al país una delegación de la International Trademark Association (INTA) en busca de respuestas en este sentido. Será interesante conocer de boca de los actores argentinos el porque de una actitud tan diferente entre lo que pregonamos en el exterior y lo que se hace efectivamente en nuestro medio. Ojalá se tomara verdadera conciencia de la necesidad de perseguir un cambio en la legislación actual y en la conducta de los titulares de las marcas.
Leer Mas
Dias pasados, también tomamos conocimiento de otro procedimiento realizado por la Aduana Argentina, en el que se confiscó gran cantidad de juguetes.
Pero lo que continúa sin ser noticia, porque ciertamente no sucede, es la defensa contra el fraude marcario de parte de los dueños de las marcas.
En efecto, no se escucha de procedimientos en los que se persiga la falsificación de marcas. Dicho de otra forma, los propietarios de las marcas, persisten en su actitud pasiva contra la falsificación de productos con sus marcas.
CAPIF no ceja en la persecución de aquellos que violan la ley 11.723. La Aduana no le va en zaga. Desgraciadamente, quienes deben velar por la defensa de las marcas no se deciden a recurrir a la acción penal para enfrentar el flagelo y el resultado está a la vista; cada vez se torna mas fácil comercializar productos en infracción.
Ya ni siquiera se impulsa una reforma legislativa que modifique la ley de marcas en su aspecto penal. Los proyectos Ritondo ya han perdido estado parlamentario. Luego la pregunta es, porque ninguno de los actores que deberían tener algún interés especial en el tópico no buscan las herramientas necesarias para enfrentar el delito del siglo XXI?
Esta arribando al país una delegación de la International Trademark Association (INTA) en busca de respuestas en este sentido. Será interesante conocer de boca de los actores argentinos el porque de una actitud tan diferente entre lo que pregonamos en el exterior y lo que se hace efectivamente en nuestro medio. Ojalá se tomara verdadera conciencia de la necesidad de perseguir un cambio en la legislación actual y en la conducta de los titulares de las marcas.