Falsificación para todos y todas en retiro
132 millones de pasajeros del ferrocarril pasan por año por las veredas de Retiro. Las mismas veredas donde, distribuídos en 130 puestos, todos ilegales, se comercializan todo tipo de productos en infracción a las leyes de marcas y de derechos intelectuales. El subsecretario de Uso del Espacio Público, Patricio Di Stefano, admitió que "los que están en la vereda son todos ilegales", y sostuvo que los puestos pertenecen a grandes organizaciones que operan en distintas zonas de la Ciudad... Sin embargo, admitió al mismo tiempo que la Policía Federal no interviene ni hace cumplir el Código Contravencional de la Ciudad ni el de faltas, excusándose bajo el pretexto que tendría que hacerlo la Policía Metropolitana. Lo cierto es que la violación a la ley de marcas o a la de derechos intelectuales, importan delitos de acción pública, lo que implica decir que lleva implícita la obligación para cualquier funcionario policial de actuar cuando presencia la comisión del ilícito. Luego, está a la vista que todos estos funcionarios están incurriendo en incumplimiento de los deberes del funcionario público. Por su parte, el Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, Diego Santilli, señaló que aunque Retiro es uno de los objetivos del gobierno porteño, aún no hay una fecha planeada para la normalización del área. Como vemos, se encuentra a punto de finalizar un nuevo año, y lamentablemente nada cambia alrededor de la falsificación marcaria y la violación a los derechos intelectuales. En el caso de Retiro, adviértase que no solo se comercializan productos falsificados como anteojos por ejemplo, con el peligro que ello significa para la salud, sino que también se vende comida sin ningún tipo de control de higiene o sanitario y hasta blistes con medicamentos. Si un área tan céntrica y popular como Retiro no se controla, no es que no se la pueda controlar, sino que no se la quiere controlar. Ni el gobierno nacional ni el gobierno de la ciudad están verdaderamente interesados en combatir este flágelo; o peor aún, no quiere ninguno asumir el costo político que ello les podría implicar. Mientras tanto, falsificación marcaria para todos, ... y todas.
RJ
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