Falsificación marcaria: ¿Proceso penal o proceso civil?
Conversando con unos colegas norteamericanos en oportunidad del encuentro de INTA en Chicago, -dos de los especialistas mas importantes a nivel mundial en fraude marcario-, no podían comprender porque en nuestro país no se elige el proceso penal para enfrentar la falsificación marcaria.
Mas aún, no salían de su asombro cuando les relataba que incluso durante el último año se realizaron talleres para defender un proceso u otro.
Aunque pueda aparecer o resultar absurdo, esto que relato es una realidad en nuestro país.
Existen quienes se oponen ferreamente a que se recurra al proceso penal... para enfrentar la falsificación de marcas. No solo se oponen al proceso, sino que se resisten a que se modifique la actual legislación en materia penal marcaria.
Por el contrario, defienden a viva voz el proceso civil.
Cuando uno trata de encontrarle explicación a esta posición, la única que se presenta como factible es que se trata de colegas que estan distanciados del proceso penal, mas alla del tema puntual de la falsificación marcaria. Dicho en otras palabras, como no conocen o no ejercen en este fuero tan particular y con caracteristicas propias, al que por cierto hay que que conocer y caminar con especialidad, se inclinan por negarlo y combatirlo.
Como contrapartida, al momento de intentar poner freno a la falsificación de la mano o en el marco del proceso civil, se encuentran con que esto resulta practicamente imposible.
Por ello es que por donde se transite, uno se topa con todo tipo de productos en infracción, a lo largo y a lo ancho del país. Los resultados estan a la vista, y son por demás desalentadores.
Pensar en combatir la falsificación marcaria con el codigo civil es una utopía. Piensese tan solo en entrar en las grandes ferias o mercados donde se comercializan estos productos espureos y donde uno se encuentra con verdaderas organizaciones, de la mano de un mandamiento u oficio en lugar de una orden de allanamiento encabezado y desplegado por las fuerzas de seguridad.
Combatir una organización criminal, donde hay que realizar diligencias en un mismo tiempo pero en diferentes espacios, por ejemplo allanando una fabrica y sus distintas bocas de distribución, que pueden estar ubicadas en distintas provincias, utilizando el codigo civil y el proceso civil, es sino ignorancia una insensatez.
Como enseña el gran maestro intaliano Francesco Carnelutti, "el proceso penal sugiere la idea de pena; y ésta la idea del delito. Por eso el proceso penal corresponde al derecho penal, como el proceso civil corresponde al derecho civil..."
Es hora de que se acabe esta discusión, que no tiene ningún sentido, y se sumen todas las voluntades que tienen que ver con la materia, para lograr de una vez por todas que se modifique la actual ley de marcas en lo que hace al proceso penal.
Argentina requiere de manera imperiosa una nueva legislación, ágil, moderna y adecuada a los tiempos que corren y a la realidad y peligrosidad que el delito de falsificación de marcas ha cobrado en el mundo entero.
Esperemos que quienes se oponen en la actualidad al proceso penal dejen de lado sus intereses personales que creen se van a ver afectados, -lo que ciertamente no va a ocurrir-, y apoyen lo que debe ser, como tiene que ser.
Mas aún, no salían de su asombro cuando les relataba que incluso durante el último año se realizaron talleres para defender un proceso u otro.
Aunque pueda aparecer o resultar absurdo, esto que relato es una realidad en nuestro país.
Existen quienes se oponen ferreamente a que se recurra al proceso penal... para enfrentar la falsificación de marcas. No solo se oponen al proceso, sino que se resisten a que se modifique la actual legislación en materia penal marcaria.
Por el contrario, defienden a viva voz el proceso civil.
Cuando uno trata de encontrarle explicación a esta posición, la única que se presenta como factible es que se trata de colegas que estan distanciados del proceso penal, mas alla del tema puntual de la falsificación marcaria. Dicho en otras palabras, como no conocen o no ejercen en este fuero tan particular y con caracteristicas propias, al que por cierto hay que que conocer y caminar con especialidad, se inclinan por negarlo y combatirlo.
Como contrapartida, al momento de intentar poner freno a la falsificación de la mano o en el marco del proceso civil, se encuentran con que esto resulta practicamente imposible.
Por ello es que por donde se transite, uno se topa con todo tipo de productos en infracción, a lo largo y a lo ancho del país. Los resultados estan a la vista, y son por demás desalentadores.
Pensar en combatir la falsificación marcaria con el codigo civil es una utopía. Piensese tan solo en entrar en las grandes ferias o mercados donde se comercializan estos productos espureos y donde uno se encuentra con verdaderas organizaciones, de la mano de un mandamiento u oficio en lugar de una orden de allanamiento encabezado y desplegado por las fuerzas de seguridad.
Combatir una organización criminal, donde hay que realizar diligencias en un mismo tiempo pero en diferentes espacios, por ejemplo allanando una fabrica y sus distintas bocas de distribución, que pueden estar ubicadas en distintas provincias, utilizando el codigo civil y el proceso civil, es sino ignorancia una insensatez.
Como enseña el gran maestro intaliano Francesco Carnelutti, "el proceso penal sugiere la idea de pena; y ésta la idea del delito. Por eso el proceso penal corresponde al derecho penal, como el proceso civil corresponde al derecho civil..."
Es hora de que se acabe esta discusión, que no tiene ningún sentido, y se sumen todas las voluntades que tienen que ver con la materia, para lograr de una vez por todas que se modifique la actual ley de marcas en lo que hace al proceso penal.
Argentina requiere de manera imperiosa una nueva legislación, ágil, moderna y adecuada a los tiempos que corren y a la realidad y peligrosidad que el delito de falsificación de marcas ha cobrado en el mundo entero.
Esperemos que quienes se oponen en la actualidad al proceso penal dejen de lado sus intereses personales que creen se van a ver afectados, -lo que ciertamente no va a ocurrir-, y apoyen lo que debe ser, como tiene que ser.
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