Marcas: moneda de pago de indemnizaciones?
Las marcas Havana Club rum y Cohiba pueden llegar a cambiar de manos si un Juzgado Distrital de Miami accede a hacer lugar a un reclamo efectuado por los parientes de Bobby Fuller, -un ciudadano cubano que fuera fusilado en 1960 por el régimen castrista- motivo por el cual su familia fue indemnizada por otro tribunal norteamericano a ser resarcida con la suma de cien millones de dólares que deberá pagar el Gobierno de Cuba...
Los abogados de la familia Fuller, Roberto Martinez y Karen O. Stewart, están solicitando al Juez que cite a tres entidades cubanas para establecer la propiedad de 14 marcas. Las compañías cubanas involucradas son Cubatabaco, que tiene 12 de las marcas, incluyendo Cohiba, Esplendidos y La Perla; Cubaexport, que pertenece a Havana Club mark; y ETECSA, el monopolio telefónico cubano que pertenece a Calls2Cuba mark.
El hermano de Bobby Fuller, argumenta que una ley norteamericana del año 2002 beneficia a las víctimas por actos de terrorismo con el derecho de perseguir las marcas pertenecientes al gobierno de Cuba para afrontar el pago de las indeminzaciones en su contra.
Sin embargo, entiendo que no va a ser fácil avanzar en esta disputa, toda vez que las marcas reclamadas tienen su propia historia de confrontación en los Estados Unidos.
Asi pues, Bacardi, es reclamada por Bacardi U.S.A., destileria basada en Puerto Rico que peleó duro para lograr el control del nombre Havana Club en los Estados Unidos. Según Patricia M. Neal vocera de Bacardi, Havana Club no es un bien propiedad del gobierno cubano.
La marca Cohiba por su parte, también se las trae. Los únicos puros autorizados a comercializarse en USA y que se venden desde hace 28 años con ese nombre son de origen dominicano. En este sentido, una empresa norteamericana, General Cigar ha registrado el nombre en los Estados Unidos en el año 1981, y ha defendido desde entonces satisfactoriamente su derecho contra el Gobierno de Cuba.
Sin dudas el Juez Thomas S. Wilson Jr. va a tener una ardua tarea por delante.
De todas maneras lo que me interesa destacar en esta ocasión no es la disputa propiamente marcaria en si misma, sino la posibilidad de perseguir y buscar en las valiosas marcas que puedan ser propiedad del gobierno cubano una forma inteligente y plausibe para resarcirse del daño y lograr el cobro de las sumas judicialmente fijadas a favor de los damnificados en contra de la isla.
Una vez mas vemos la valía que tienen estos intangibles a los que muchas veces los propios administradores de las empresas propietarias de ellos no le asignan el verdadero valor que tienen, al dejarlos devaluar o falsificar sin defenderlos de manera adecuada.
Los abogados de la familia Fuller, Roberto Martinez y Karen O. Stewart, están solicitando al Juez que cite a tres entidades cubanas para establecer la propiedad de 14 marcas. Las compañías cubanas involucradas son Cubatabaco, que tiene 12 de las marcas, incluyendo Cohiba, Esplendidos y La Perla; Cubaexport, que pertenece a Havana Club mark; y ETECSA, el monopolio telefónico cubano que pertenece a Calls2Cuba mark.
El hermano de Bobby Fuller, argumenta que una ley norteamericana del año 2002 beneficia a las víctimas por actos de terrorismo con el derecho de perseguir las marcas pertenecientes al gobierno de Cuba para afrontar el pago de las indeminzaciones en su contra.
Sin embargo, entiendo que no va a ser fácil avanzar en esta disputa, toda vez que las marcas reclamadas tienen su propia historia de confrontación en los Estados Unidos.
Asi pues, Bacardi, es reclamada por Bacardi U.S.A., destileria basada en Puerto Rico que peleó duro para lograr el control del nombre Havana Club en los Estados Unidos. Según Patricia M. Neal vocera de Bacardi, Havana Club no es un bien propiedad del gobierno cubano.
La marca Cohiba por su parte, también se las trae. Los únicos puros autorizados a comercializarse en USA y que se venden desde hace 28 años con ese nombre son de origen dominicano. En este sentido, una empresa norteamericana, General Cigar ha registrado el nombre en los Estados Unidos en el año 1981, y ha defendido desde entonces satisfactoriamente su derecho contra el Gobierno de Cuba.
Sin dudas el Juez Thomas S. Wilson Jr. va a tener una ardua tarea por delante.
De todas maneras lo que me interesa destacar en esta ocasión no es la disputa propiamente marcaria en si misma, sino la posibilidad de perseguir y buscar en las valiosas marcas que puedan ser propiedad del gobierno cubano una forma inteligente y plausibe para resarcirse del daño y lograr el cobro de las sumas judicialmente fijadas a favor de los damnificados en contra de la isla.
Una vez mas vemos la valía que tienen estos intangibles a los que muchas veces los propios administradores de las empresas propietarias de ellos no le asignan el verdadero valor que tienen, al dejarlos devaluar o falsificar sin defenderlos de manera adecuada.
Pueden ampliar en la nota titulada "Cuban trademarks targeted in family's fight for compensation".
RJ
RJ
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