domingo, 1 de mayo de 2011

Otras reflexiones alrededor de La Salada y la falsificación marcaria

Para aquellos a los que les interese el tema, recomiendo la lectura que ofrece FM 99.9 Radio Mar del Plata, en su sección Editoriales del sitio Noticias&Protagonistas.com, referente al documento reciente del Departamento de Estado de los Estados Unidos que determina que en la concepción de esa organización gubernamental, la feria de La Salada es un centro de copiado y falsificado de marcas citado como “el más grande de Latinoamérica”... Al respecto, la nota destaca que no debe uno quedarse con el diagnóstico o tan solo con la descripción de los hechos sino buscar respuestas o soluciones a tales realidades. Asi, destaca la editorial refiriéndose a como se sugiere enfrentar el flagelo de la falsificación marcaria en Nueva York, : "Quizás en ese sentido haya que prestar atención a las medidas extremas que anuncia el municipio de New York para el caso de quienes comercian productos falsificados: el o los compradores de bolsos o prendas de diseño de imitación podrían enfrentar un año de cárcel o una multa de u$s 1.000, de aprobarse la ley propuesta por una concejal local, según publicó el diario The New York Post. “No queremos que se conozca Nueva York como el sitio para comprar bienes falsificados”, dijo la edil que ha sugerido la ley, Margaret Chin, quien argumentó que el dinero que ganan los falsificadores “sirve a menudo para financiar actividades terroristas o el trabajo infantil”..."Me resulta mas que oportuna la reflexión de la editorial, toda vez que pone de manifiesto que para combatir este flagelo que no reconoce fronteras y que afecta a todas las naciones por igual, se requiere de decisión política primero, y de una adecuada legislación penal que sustente esa decisión después. Entre nosotros no existe ni lo uno ni lo otro. El ejemplo de los manteros sobre la calle Florida o lo que sucede en la Salada es una demostración mas que elocuente de esa falta de decisión política; a  su vez el incumplimiento de lo acordado en el Protocolo Mercosur/CMC/DEC. N° 8/95 y en el art. 61 del Acuerdo ADPIC refleja y pone de manifiesto la inexistencia de una adecuada legislación penal que ayude a desalentar en la comisión e este delito.
Finalmente llamo la atención sobre el alcance de la norma que propone para Nueva York la concejal de origen chino y oriunda de China Town Margaret Chin, convencida que “...La gente sigue comprando y esta industria creciendo, y necesitamos frenar la demanda” ; en ella se pone énfasis en castigar la conducta de los compradores de este tipo de productos espúeros.Es decir no se agota la norma en la persona del falsificador o de las organizaciones criminales que las fabrican o comercializan, sino que la hace extensiva a los consumidores. Cuando uno piensa en la publicidad que ofrecen muchas de las ferias que comercializan productos falsificados, y en los tours de compras que se organizan para ir allí a comprar, se convence que hasta tanto no se extienda la responsabilidad a los compradores no se desalentará en la comisión del fraude marcario.
RJ

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