domingo, 19 de junio de 2011

Mas saladitas, mas ilegalidad

Lamentablemente cada día se expande mas y mas el negocio de la venta informal a lo largo de todo nuestro país. La nueva moda, al mejor estilo de los viejos circos, es ir armando y desarmando pueblo por pueblo estas ferias por toda la provincia de Buenos Aires. Pehuajó, Junín, Olavarría, Pergamino y Mar del Plata, son buena prueba de ello... Pero no se agota allí el tema; en diversas localidades de Misiones, Córdoba, Mendoza, Jujuy, Salta, Catamarca, Corrientes, Santiago del Estero y Tucumán sucede lo mismo. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), se calcula que existen más de 500 predios clandestinos en la Argentina, con un universo de casi 60.000 puestos instalados y una facturación anual estimada en $ 40.500 millones. Para el secretario de esta entidad, estos centros de venta movilizarían el equivalente del 3% del PBI y evadirían $ 17.000 millones anuales, entre IVA, Ganancias, Ingresos Brutos y cargas sociales. Y agrega, "con ese dinero, que representa el 4,2% de la recaudación impositiva de 2010, se podrían hacer múltiples obras o desarrollar programas de incentivos tributarios para las pymes que sí invierten". Como bien pone de relieve CAME, en el precio de los productos que se comercializan en estas ferias, no hay costo de impuestos ni de alquiler de local ni de habilitación; ello sin ahondar en los productos en infracción que son vendidos. Municipios, como Tandil, Bragado, 9 de Julio y Carlos Casares, concientes del problema que plantean estas ferias, establecieron ordenanzas para hacer cumplir normas de higiene, límite de metros cuadrados, estacionamiento y pago de impuestos. "De esa forma, se logró ponerle freno al avance en nuestra jurisdicción", cuenta Mariano Cadierno, jefe de Proyectos de Codenoba, consorcio que agrupa a nueve intendencias bonaerenses. Recordemos que la instalación de nuevas ferias en la provincia de Buenos Aires, se encuentra suspendida por 180 días. Esta nueva modalidad que se está exponiendo, ciertamente que sortea esta prohibición. De todas maneras, lo cierto es que mas allá del problema de la competencia desleal y de la evasión tributaria, no veo que haya preocupación por parte de las autoridades en la persecución del fraude marcario. Y esto es preocupante, toda vez que la prosperidad de estas ferias radica en el hecho justamente de vender productos en infracción. Si no se comercializaren productos con marcas falsificadas, estas ferias no tendrían ninguna posibilidad; luego la pregunta es, porque las autoridades no hacen nada en esta dirección?
RJ

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